Desechemos unas cuantas ideas que están en la mentalidad de mucha gente de empresa sobre los planes de negocio (o empresa) y los planes de marketing:
- "Si haces un plan profesional, debe ser extenso." Pero quién se va a leer un documento de más de, digamos, 50 páginas. O ¿quién en una PYME con tantas cosas que hacer y tan pocos recursos, va a dedicar tiempo para escribir 50 páginas bien pensadas? Un plan, cuanto más sencillo, más real, más se podrá llevar a la práctica. Algunos de los planes más eficientes se han escrito en una servilleta de papel durante un café o en un post-it. Un plan no es literatura, el mundo real no premiará lo extenso, sino lo bueno si breve. El tamaño será el necesario y suficiente para incluir todo lo importante y práctico.
- "Además, deberá ser complejo." Cualquier máquina hecha por el hombre, cuanto más compleja, más probabilidades hay de que se estropee y no funcione. Un plan, cuanto más complejo, más difícil será de llevarlo a la realidad, o de que se sepa llevar a la práctica. El futuro es imposible de predecir, y querer tener en cuenta todo, hasta la mínima variable, es una tarea imposible. Lo importante de un plan es que sea flexible, no estático, adaptable a los cambios, que se producirán inevitablemente en un entorno real. Y adaptar un plan complejo a lo que en la realidad va ocurriendo es una tarea demasiado tortuosa. El resultado, un plan guardado en la estantería u olvidado en algún disco duro.
- "Tener un plan garantizará el éxito." Un plan solo nos dará una idea de cómo comenzar, no garantizará ningún éxito. Es una herramienta de trabajo que habrá que utilizar de forma activa, como muchas otras que hay a nuestra disposición. Si el plan no se usa, no servirá para nada.
Por tanto, una plan habrá estado bien hecho, en tanto en cuanto nos haya resultado útil en la práctica. Su tamaño, su complejidad, si sigue ciertos esquemas o plantillas predeterminadas no serán los criterios para saber si nos servirá para algo.
Totalmente de acuerdo, siempre me ha sorprendido la fascinación que provocan los tochos que no los entiende ni el que los escribe, cuando realmente no sirven más que para coger polvo en la estantería, y además cuestan una pasta.
ResponderEliminarUn plan de negocio, (o cualquier otro documento empresarial) tiene que ser conciso, ir al tema y no regodearse con palabrería inútil, aunque tampoco nos engañemos, debe tener la extensión adecuada para mostrar toda la información que se requiera según su naturaleza.